jueves, 12 de septiembre de 2013

El Psicópata


Hacía (mucho) tiempo que no actualizaba, queridos morbilectores:

Me cansé de badoolear, y aunque sigo registrada, apenas me conecto.

Por eso, el ejemplar que os traigo hoy no es de el badoolaque. Y es de los peores hasta ahora conocidos.

Para quienes no me conozcáis, debéis saber que soy una cinéfila y seriéfila compulsiva. Por lo que en Miso, la red social de reseñas de películas y programas, soy muy activa.

Me rondaba un tipo que se dedicaba a comentar mis opiniones y likear mis chequeos. Yo no le daba la más mínima importancia, porque dicha red se presta tan poco al web dating y a la interacción en general, que no tenía pretensiones. Pero el tipo, El Psicópata, sí.

Cuando os hablo de El Psicópata, me refiero a uno de manual. No, no era un asesino o un acosador. Es un ser manipulador, mentiroso, oportunista y utilitario.

La cuestión es que él me envió un mensaje que tardé semanas o meses en leer, porque la aplicación de móvil, que es la que consulto, no tiene esa opción. Quería conocerme y conversar. Accedí.

Las primeras charlas eran las más entretenidas, porque dado que yo no tenía ninguna expectativa, ni lo googleé ni lo psicoanalicé (y debí hacerlo) Pero la conversación se enrrarecía, porque yo comenté tener pareja, y él rehuía abordar dicha cuestión, para mí, FUNDAMENTAL, ya que define las intenciones de tu interlocutor. Finalmente me confesó tener un "es complicado" y se me disparó la segunda alarma (la primera fue el porqué un tipo de otra ciudad quisiera chatear conmigo)

Lo que vino a continuación fue un cúmulo de innecesarias y gratuitas patrañaspor su parte: Decía no tener ninguna intención más allá de ver qué surgía conmigo, lo cual es lo MÁS FALSO que os pueden decir: todo el mundo tiene intenciones siempre y cuando sabe lo que quiere. Él no lo sabía, a sus 29 añazos. Además, resultaba contradictorio, dado que me había buscado y me había abordado él, sin que yo mostrara ningún interés previo, ni recíproco.

Su "algo complicado" era una rocambolesca historia sobre una novia que le había sido infiel con su pareja oficial mientras mantenía ambas relaciones y que tras elegirlo a él, tampoco quería nada serio, estando él decepcionado. Constantemente me decía que yo sobreestimaba su relación, dada mi negativa a responder a sus halagos y firlteos y mi bloqueo racionalizador (no quería sentirme atraída por un tipo que era tan difícil de desvirtualizar y que ya tenía precedentes sentimentales) y me juraba que lo nuestro era tan especial que ansiaba conocerme en persona.

También eran rocambolescas sus explicaciones sobre por qué iba predando a gente por internet, como que se había quedado sin amigos por culpa de otra supuesta amiga medio novia ex socia con la que se había comprometido en un negocio que luego fracasó, o que había tenido la típica ex celópata, LO SEGUNDO MÁS FALSO: Todos los infieles tienen una ex pareja paranoide y acaparadora que está harta de sus traiciones.

A esto le añadimos sus sobreexplicadas ausencias del chateo: SI ALGUIEN TE DA MUCHOS DETALLES SOBRE UNA SITUACIÓN, ES PORQUE DICHA SITUACIÓN ES UN EMBUSTE. Que si tenía alergias, que si se estaba mudando, que si tenía problemas en el trabajo...cuando yo no necesitaba nada más que ponernos de acuerdo en horarios para coincidir, porque luego era él quien se quejaba de que lo tenía abandonado.

De repente, me vi interactuando con un tipo que A) Había salido de la nada B) Vivía en Santo a Tomar Por Culo C) Tenía un rollo raro con alguien D) Decía estar marginado. SOSPECHOSO.

Había llegado el momento de psicoanalizarlo y googlearlo. Fue terroríficamente fácil dar con que el muy HEZ HUMANOIDE no sólo no tenía una relación estable, sino que se estaba mudando con ELLA después de haberla hecho emigrar hasta su ciudad, y SE HABÍAN PROMETIDO.

¿Por qué un tipo a punto de casarse, y en plena mudanza con su prometida, se dedica a acechar y e intentar seducir a otras chicas emparejadas que tan sólo quieren una amistad con él? ¿Qué clase de prestidigitador disfruta engañando y cosificando así a las personas?

Lo peor de todo fue que al confrontarlo, intentó excusarse con que lo suyo conmigo había sido una tontería, un juego, y que él jamás le sería infiel a su pareja, mientras me suplicaba que me callara para no arruinar su artificial relación. En cuanto la contacté a ella, reenviándole la confesión de él, me acusó de inmadura, de psicópata y de acosadora, cuando el pueril, cobarde, embustero y cruel era él. Inconcebible

Para la posteridad quedan recuerdos como que ella me desacreditó (a pesar de que yo tenía chateos, emails y logs donde él renegaba de que ella existiera y coqueteaba conmigo) porque mi fotografía del avatar le parecía de "una persona bipolar". O que él mismo me intentara convencer de que se arrepentía y había cambiado 180º porque a su perfil de las redes sociales había subido una fotografía con ella. TAL PARA CUAL.

Me consta que los dos siguen juntos, y lo cierto es que eso nunca me importó. Pero no quise ser cómplice de sus patéticas artimañas prematrimoniales para entretenerse. En mí queda la conciencia tranquila de que no me interpuse en una relación y desenmascaré a El Psicópata.

martes, 9 de abril de 2013

Los NO: El Fumador


Queridos morbilectores, inaguro nueva sección:
Los NO de Miss Scythe, o por qué algunos penes caen podados bajo mi guadaña.
Todos tenemos nuestros NO.
Tal vez nos limiten a la hora de conocer a gente, y MENUDA GILIPOLLEZ.
Los NO son necesarios. Los NO condicionan tanto como un SÍ. En esta vida nuestro tiempo es finito, por lo que necesitamos filtros de descarte, reevaluables si no nos satisfacen los resultados, pero filtros de descarte al fin y al cabo.
Los NO afectan al ego, porque a nadie le gusta sentirse rechazado, pero son más sinceros y más permanentes que un SÍ. Los No son incondicionales y auténticos. Vivan los NO

Hay que tener un número de NO. Si tienes un número de NO demasiado bajo, entonces vivirás una vida de múltiples interacciones, en el mejor de los casos superficiales y efímeras, en el peor de los casos, improductivas y frustrantes. Si tienes un número de NO demasiado alto, vas a ser una persona, en el mejor de los casos, intolerante y rígida, en el peor de los casos, autista.

Mis NO no son demasiado en número, lo cual tal vez me haya perjudicado. A veces doy oportunidades cuando mi intuición clama lo contrario, precisamente porque siendo niña experimenté rechazo. He tenido que aprender que ya no soy niña, y si un adulto es rechazable, lo es por motivos más consolidados y fiables que cuando te estás desarrollando y lo mismo te ponen un apodo por ser gorda que por ser flaca. Tal vez, para compensar, mis NO son taxativos. Hoy os hablaré del más evidente: Mi NO al tabaco.

Soy antitabaco. De hecho, jamás he probado nada que pudiera fumarse. Mi madre fue una fumadora empedernida de tabaco negro, y a pesar de tenerla domesticada y confinada a la cocina y al lavadero, mi convivencia con ella por el tabaco generaba el 65% de los conflictos. Tengo un olfato muy sensible. No soporto el humo. Fumar, además, me parece hoy en día una elección personal que denota otros defectos más allá de ser maloliente: gente ignorante, influenciable, con propensión a las adicciones, derrochadora, autodestructiva e irrespetuosa. Con el tiempo he intentado no hacer atribuciones personales como éstas, pero el que alguien fume condiciona mi estilo de vida en un sentido totalmente improductivo y negativo.

Estoy segura de que hay personas maravillosas, que además, fuman. Y no me refiero a El Perfecto (Embustero) Hace poco lidié con El Fumador.

El Fumador, no nos vamos a engañar, tenía otros NO, que en ausencia del tabaco hubiera sido más indulgente, a saber: soltero empedernido a los 34 añazos. No obstante, era muy atractivo, muy cultivado, muy dialogante, más asertivo y paciente que yo, independizado, solvente, emprendedor, afín...Y mi gran SÍ: su sentido del humor. Valoro tremendamente que me hagan reír a carcajadas, porque es bastante complicado y particular el conseguirlo. Ese gran SÍ me hizo obviar mi NO. Chateamos poco (por mi parte) pero muy intenso (se implicó mucho). Me enviaba emails encantadores. Tenía un auténtico interés en mí, y una generosa disponibilidad para desvirtualizarnos. No obstante...

...yo encontraba excusas. Era imaginarme quedando con él, y sentir incomodidad. El Fumador había sido muy honesto: fumaba mucho, le encantaba fumar, no sólo tabaco habitual, sino marihuana esporádica, no tenía ninguna intención de dejarlo, y lo lamentaba, pero así era él.

Mi ilusión me decía que obviara el tabaco, que tal vez podía intentar aprender a tolerarlo esta vez, que tal vez él con el tiempo lo dejara, pero mi intuición me decía: no quieres aceptarlo, ni cambiarle. No tenía sentido quedar con él, porque iba a gustarme y a repugnarme a partes iguales, martirizándome como ya me sucedió con otras dos personas con las que cedí y con las cuales la relación fracasó. Me dolió en el alma despedirme de él sin tan siquiera desvirtualizarlo, me dolió más todavía que en vez de enfadarse conmigo, se irritara con él mismo, que en vez de atacarme o defenderse, se rindiera, y me escribiera: Eres una mujer genial. Si un día estoy a tu nivel voy a buscarte. Estuve autoflagelándome durante días, y sin embargo, sin arrepentirme de mi decisión. Que te follen, ¡puto apestoso!

Y es que la lección es la siguiente, morbilectores: Un SÍ respeta a los demás, a su libertad de ser y hacer, pero un NO te respeta a ti mísmo, a tus límites, a tu libertad. Por eso los NO son tan importantes.

Y vosotros, ¿cuáles son vuestros NO?

lunes, 8 de abril de 2013

El Perfecto Embustero


Ay, morbilectores, ay:

Después de sufrir una crisis existencial porque tenía algo estable y especial con otra persona mientras había conocido a El Perfecto...

Después de empezar a tener dudas sobre El Perfecto en una segunda impresión

Volví a quedar. A la tercera va la vencida. El veredicto ha sido NO.

El Perfecto resultaba muy insistente queriendo volver a quedar, pero al mismo tiempo, disculpándose por ello y temiéndose acosador. La verdad es que su interés por mí era legítimo y respetuoso, así que yo me sentía halagada y así se lo aclaraba, pero empezó a molestarme que le preocupara presionarme...porque en realidad, a quien le frustraba su persistencia era a su propio ego. Me explico: El Perfecto ya no tenía la situación controlada: yo le agradaba y eso desarticulaba su estrategia, hasta ahí he llegado a saber.

No suelo indagar en el pasado sentimental, aunque ES INFORMACIÓN FUNDAMENTAL, porque por mucho que cambie una persona, tiende a patrones, a hábitos, y si quieres intuir como funcionarán las cosas con alguien, debes conocer cómo interactúa con familiares, amigos y exes. Como decía, todo surgió tan espontáneo que yo no le pasé el escáner al respecto, pero sí que decía padecer complejo de salvador, de haber tenido bastantes relaciones poco consolidadas y productivas...¿qué nos transmite eso, morbilectores? Que el tipo no sabe lo que quiere, que está desesperado, que es promiscuo, que tiene problemas con el compromiso...NUNCA NADA BUENO. 

Pero lo más revelador era que a él le irritara querer quedar conmigo, anticipando posibles dependencias o interferencias con su estilo de vida: Se resistía a un cambio que le exigían sus propios sentimientos. Aquello fue otra bajada en mi ranking.

Quedamos y bueno...seguía hablando de sí mismo, y me empezaba a aburrir. Volvió a haber besos, esta vez tomando yo la iniciativa porque quería saber si mi anterior valoración era errónea, y...TU INTUICIÓN NUNCA TE ENGAÑA. Besaba bastante mal, muy brusco, muy apresurado, muy invasivo....una persona que por tendencia natural busca dominar...La verdad es que no quería volver a constatar mi teoría de QUIEN BESA MAL, COITA MAL, tan aversivo fue un ligero magreo como para que me desmotivase. Bajada del ranking próxima a los números negativos...

Y entonces llegó la hora de la verdad. Entré en su coche, tenía el cenicero abierto, me miró nervioso e intentó cerrarlo de inmediato, pero yo ya lo había visto: Cenizas de cigarro. Debéis saberlo, morbilectores: Soy antitabaco nivel talibán. Puedo tolerar muchas taras físicas y psicológicas (joder, en aquel momento ya estaba confirmado que El Perfecto tenía un problema con el alcohol y yo intentaba aceptarlo) pero mi prerrequisito es NO FUMADOR, y bajo ningún pretexto hago excepciones.

Él lo sabía porque así lo ponía en mi perfil, pero en vez de arriesgarse, y ser honesto, decidió improvisar y mentirme...Inmediatamente asocié muchos detalles dispersos: su persistente olor a colonia, su sabor a menta y algo agrio subyacente, su inquietud a nivel corporal...Fumador empedernido. Antes de que yo mediara palabra empezó a deshacerse en excusas contradictorias, del tipo: fumo esporádicamente, he pensado en dejarlo...demasiado tarde.

Al llegar a mi casa, me dije a mi misma: ¿Qué estás haciendo? Con 30 años, el tipo vive en casa de sus padres, con el hermano y la novia, y nunca ha intentado ahorrar para independizarse. El tipo ni cotiza a seguridad social. El tipo no puede tomarse un café sin añadirle licor, y sobornó a un policía para evitar una demanda penal por ebriedad. El tipo vive en Santo A Tomar Por Culo. El tipo tiene una ajetreada vida social ( en la cual se emborracha) que dificulta quedéis, salvo cuando prevee sexo....El tipo tiene una conflictiva vida familiar, y sospechoso pasado sentimental. El tipo va a terapia psicológica, y no habla de otra cosa. El tipo o no besa bien, o no quieres que vuelva a besarte. El tipo fuma. El tipo MIENTE. Adiós.

Se suponía que íbamos a quedar dos días después, intenté llamarle y al no localizarle le envié un guasapo diciéndole de posponerlo al día siguiente (considerando darle una cuarta oportunidad....) Él me devolvió la llamada, que ignoré accidentalmente, me respondió diciendo que al día siguiente no podía quedar (cuando se suponía que sí)...Y ya no hemos intercambiado nada más. ¿Será ésta otra de esas ocasiones en las que se hará patente mi política de tierra quemada, y no volveré a saber de él? Os mantendré informados...

miércoles, 27 de marzo de 2013

Nadie es perfecto


Queridos morbilectores:

Nadie es perfecto. Debería tatuármelo para recordarlo. Yo no soy perfecta, y nunca lo conseguiré, me desprendería de muchas creencias que me limitan y me sabotean al respecto. Y nunca nadie va a ser perfecto para mí, nunca va a existir la relación perfecta, ya no soy una adolescente y tengo experiencia en las relaciones como para no vivirlas de esa manera tan melodramática y existencial, en búsqueda de esa quimera que es el romanticismo y la pasión infinitos del primer amor. Sin embargo, sigo idealizando, sigo soñando, seré una infantil, una inmadura. Intento no formarme expectativas. Pero entonces me sorprenden y me las formo. Y ahí vienen la decepción, el desengaño. Siempre.

El Perfecto tenía compromisos de fin de semana, en concreto, había quedado con sus amigos el sábado, y había posibilidad de verle el domingo. Yo en mi discurso de mujer independiente y saludable, respetaba que hubiera quedado con sus amigos y que eso no implicara anular sus planes por estar conmigo, o incluírme en esos planes. Pero me hubiera gustado, porque también soy egoísta e impaciente, y quería verle, estar con él. Recordé que cuanto más perfecta es una persona, menos espacio tendrás en su vida, porque deberás competir contra todos los que quieran acapararlo. Suena tremendista, pero es así: si eres una persona fascinante y encantadora, la gente te querrá, y tú querrás poder estar con toda esa gente.

Seamos honestos, no tengo ningún miedo a que conozca a otras chicas, le gusten más que yo y pase de mí, no, lo mío es mucho peor: yo, si sé que ya hay otra, renuncio, no me interesa rivalizar, porque quiero ser única, porque en mi autoestima o en mi narcisismo, es lo que necesito y lo que creo merecer. Para mí el problema es que tenga que competir contra amigos o familiares, porque ya me he visto en esa tesitura, porque yo soy conciliadora e integradora pero ellos no tienen por qué serlo, porque ellos estaban antes que yo o estarán ahí siempre, y ahí, queridos morbilectores, sí que tengo las de perder.

En éstas empecé a desidealizarlo, casi como una autoimposición: como no podía quedar con él el sábado, tampoco quedaría con él el domingo. Quería demostrarme a mí misma que no iba a depender de él, mientras la obsesividad y la idealización disminuían. Quedamos este lunes, esta vez de día para comer, pasear, dar una vuelta, y...

...y como una metáfora barata, a plena luz vi cosas que de noche se me habían pasado desapercibidas. Me pareció más bajo, más delgado, con más arrugas de expresión, con una cicatriz en la nariz, con las manos encallecidas. Detalles que en una primera impresión no capté, en una segunda impresión resaltaban. Ya no era tan atractivo. Diréis que soy una superficial exigente, pero el problema fue precisamente ese contraste...

Lo mismo ocurrió con su personalidad. Hablamos más, me contó cosas como que se sentía avergonzado de su consumo de alcohol, lo cual, nuevamente evidencia autocrítica y madurez, pero también PUTO ALCOHÓLICO IMPRUDENTEEEEEEEEEEE. Ese sábado bebió de más, dio positivo en el control de alcoholemia, se libró de una condena penal por un soborno...ahí estaba el reverso tenebroso. Tampoco ayudó que me llevara a un restaurante que tanto me había recomendado y que fuera una puta mierda en todos los sentidos. La tarde transcurrió mejor, charlando de espiritualidad y escepticismo, literatura, cine, pero....

...pero yo empecé a no sentirme tan espontánea y desinhibida como la primera vez. Porque había cada vez más silencios. Silencios en los que él me miraba extasiado y yo me sentía violenta. No. La verdad es que ahora yo no le correspondía. Necesitaba ese cara y cruz, así como tiempo para asimilarlo, pero él, por contra, estaba cada vez más seducido y convencido. Tanto que evidenciaba inquietud, timidez...y al despedirnos, abruptamente, en medio de una boca de metro repleta de pasajeros y transeúntes, me tuvo que decir que quería besarme. No...así no. Qué anticlimático todo. No era una situación íntima y propicia, estaba la gente empujando y nosotros apartándonos, con constantes interrupciones. Se lo hice saber, insistió, lo cual me desarmó, y cedí. Como siempre. Así que fueron dos besos superficiales, rápidos, impersonales. Sólo quería irme a mi casa.

Me sentí muy mal, muy triste. En el momento me dije que no querría volver a verle, ahora con calma comprendo que no sobrellevo bien la dinámica idealización/decepción, que tengo pánico a desengañarme, que me asusta porque en su momento me hizo sufrir mucho, y ahora, a la primera señal de sombra, tan natural como la luz, yo huyo. O tal vez, como todas las veces que he huído, había una razón, porque si no surge, no debes obligarte. Entonces: ¿Es intuición o es fobia al compromiso? Mi cerebro y mi corazón, siempre en constante dilemaa. ¿Le doy una tercera oportunidad al Pseudoperfecto?

jueves, 21 de marzo de 2013

El Perfecto


Queridos morbilectores:

Hoy no hay entrada sobre El Descerebrado porque ignoró mi trolleo, y tal como supuse, el muy errático vendrá y marchará. No obstante, os traigo otra primicia.

Cuando ojeas el escaparate del Badoolaque, a veces ves gangas: Tipos que dices: "No entiendo cómo puede ser que esté aquí" Luego te dices a ti misma: "Eh, yo que soy guapa, atractiva, inteligente, divertida, sexual y nada humilde, también estoy en Badoo". Y te arriesgas.

El Perfecto lo es para mí. Al principio no lo parecía, había detalles como su postura extremista de "¡Matrimonio nunca!" o que fuera fumador ocasional que no me agradaban. Se veía muy agraciado físicamente, coincidíamos mucho en las etiquetas de intereses de la web. Y me inició conversación. Sospechosamente sólo podía quedar por las tardes a partir de las 20.00, lo cual me hacía temer que buscara un mal polvo, y sus fines de semana eran ajetreados. No me malinterpretéis, me gustan los hombres activos e inquietos: pero si no tienes tiempo para socializar en Badoo, igual eres un Ocupado que busca le elogien y matar el rato chateando. Así que lo bloqueé de guasapo, y entonces...me escribió sms y por badoo.

Quería quedar conmigo. Quería conocerme. ¿Qué me había pasado? No me apetecía contarle que estoy hasta el coño de esperpentos y estereotipos, que me sentía negativa, y nada receptiva a seguir intentando nada con él. Pero...Tuvo paciencia (que no persistencia). Y eso que no se lo puse fácil, volví a darle excusas y a desquedar en el último momento. Pero en su remanso de serenidad, seguía ahí si yo quería. Yo no me podía creer tanta generosidad: ¡algo ocultaba!

Ayer a las 20.00 estaba en una esquina próxima a mi casa, había venido en coche a tomar algo y cenar como habíamos planeado. Me aterraba subirme a su auto y que me secuestrara. Pero lo había aparcado, e incluso me avisó y se disculpó por retrasarse 10 minutos.

Su voz era aguda (me gustan las voces graves) Era de mi estatura (me gustan los hombres altos) Pero...no sé que me pasó, queridos morbilectores, que me sedujo. Y lo peor de todo, es que no debería, según mi sentido paranoide:

Lo primero es que va a terapia gestáltica de crecimiento personal. Una parte de mí puede alegrarse de que sea sincero, de que sea autocrítico, de que invierta tiempo y esfuerzo en resolver sus problemas que esté motivado a mejorar...Otra parte de mí grita TARADO TARADO TARADO. Porque en España, cuando alguien acude a un psicólogo, es porque realmente ha tocado fondo en su trastorno, o porque es uno de los hippies perroflautas comeflores piesnegros adictos a la filosofía new age y la autoayuda, potencialmente sectarios y profundamente desequilibrados. Siento sonar tan radical, pero, ejem, trabajo en el gremio, y estadísticamente, la gran mayoría de casos corresponden a uno de los dos perfiles.

Lo segundo es que sólo hablo de él (sin realmente esclarecer analíticamente nada, aunque tampoco es que yo intentara psicoanalizarle o interrogarle). Y puede parecer egocéntrico. En ningún momento me preguntó directamente salvo un par de cosas puntuales. La cuestión es que no hacía falta porque aunque yo sea más reservada y pudorosa en mi intimidad, sí me sentía muy confiada y espontánea, por primera vez en una primera cita, me desarmé de estrategias y contenciones para expresar lo que me saliera del orto. La conversación fluía, nos interrumpíamos porque conectábamos con lo que el otro acababa de decir, había mucho humor, mucha sincronía, mucha afinidad, muchho respeto, miradas cómplices....Y no queríamos que hubiera silencio, porque a mí me dio que era capaz de besarle y acostarme con él, y temí de él lo mismo. NUNCA me había ocurrido NADA así con NADIE. Lo juro.

Lo tercero es que en estos momentos de mi vida hay una persona, algo difuso, impreciso, pero seguro, confortable, una amistad que ha ido dando paso a intimidad y aprecio, concediéndonos una oportunidad sin compromisos. De hecho, esa persona me estaba esperando en mi casa. Y esa fue la razón por la que me despedí abruptamente, a pesar de que El Perfecto quería seguir la cita, y que incluso se ofreció a acompañarme a pasear a mi perra. Lo cierto es que hacía 8 años que no me sentía como con el Perfecto. Llegué a casa, soñé con él y con toda una vorgaginé de pasión y romanticismo que me ha despertado pletórica, he sufrido ansiedad al no verlo en el guasapo y que tardara en contestarme, he temido que igual me ignoraría (cuando me ha respondido y hemos estado charlando), y tengo ilusión y pánico por verlo.

¿Tengo un calentón? ¿Lo he idealizado? ¿Estoy formándome expectativas? ¿Me estoy (¡ay!) enamorando? ¿Y si yo, en mi racionalidad, en mi lógica, en mi crítica y exigencia, no quiero enamorarme? No es algo que pueda elegir o contener, deseo vivirlo, pero mi intuición me dice que me estoy equivocando. ¡Ayuda!

lunes, 18 de marzo de 2013

El Descerebrado vuelve otra vez


 ¿Recordáis cómo os dije que seguramente este engendrito regresaría?

Efectivamente, lo ha hecho. Ayer en LINE me dejó el mensaje "Ains qué mona xD" a lo que respondí: "Ojalá pudiera decir lo mismo xD" Y se hizo el silencio. Pero...

Estoy en un momento de mi vida en el que he decidido animarme a darle su merecido. Si se deja, porque tal vez la que vuelva a hartarse y tenga que denunciarle por acoso definitivamente, sea yo.

Os mantengo informados...

miércoles, 13 de marzo de 2013

Preguntas tontas, respuestas idiotas: ¿Eres celosa?

Queridos morbilectores:

Inauguro estante en este badoolaque, dedicado a esas preguntas que más allá de obtener información veraz y eficaz, denotan la subnormalidad de su interlocutor.

"¿Eres celosa?"

Todas las preguntas que impliquen una autocalificación son inútiles, primero por ser preguntas cerradas, segundo por ser preguntas peyorativas. Pero de todas, ésta es la peor por las siguientes razones:

Las personas celosas no se consideran como tal, ahí radica el quid: son posesivas, inseguras, suspicaces y paranoides porque contemplan a los demás como los culpables de su recelo. Lo mejor que podrás obtener es un "Soy celosa si me dan motivos", y una lista de justificaciones hipotéticas. Es mucho más esclarecedor preguntar por los hábitos sociales de alguien y su compromiso de exclusividad en una relación, o simplemente, lo compruebas conociendo a la persona.

Si un engendro de badoo te pregunta si eres celosa, es porque quiere constatar cuánto puede ligar con otras y cuánto puede usarte para sexo. Habitualmente la formulan personas en pareja o casadas, que quieren saber si estás dispuesta a contribuir a su infidelidad o a tontear para entretener su rutinaria vida sentimental. En el resto de los casos, son promiscuos y fóbicos al compromiso que sólo les interesa el sexo, y catalogan la convivencia o el interés en el otro como "agobio, presión" definiéndose a ellos mismos como "independientes, almas libres"

La última vez que uno me preguntó si era celosa, le respondí con una pregunta igual de imbécil: ¿Con cuántas follas a la vez? Y efectivamente cumplía el requisito de ser un tipo que después de disponer de ti te espeta lindezas tan aduladoras y generosas (nótese el sarcasmo) como "no ha estado mal" "eres maja" "me has caído bien" y cuando interpretas que no le interesas y continúas con tu vida, se deshacen en excusas del estilo "es que yo voy a mi ritmo" "es que soy reservado" "es que lo paso muy mal cuando me enamoro" bla bla bla bla bla bla porque quiere poder follarte pero dejando claro que eso eres, un coño, y no te entusiasmes.

A estos falsos que en vez de encararte si estás dispuesta a un polvo, te complican con monólogos victimistas, les dedicaré una entrada en breve. Hasta entonces, recordad que esta pregunta es un -1000000 en implicación emocional.